Favorito en unas elecciones cuyo principal objetivo es sacar a Jair Bolsonaro del poder, el expresidente necesita convencer de que es capaz de reconstruir un Brasil en ruinas
Si no se produce ningún giro inesperado, Luiz Inácio Lula da Silva será el próximo presidente de Brasil. Sin embargo, el paisaje de las elecciones brasileñas de octubre carece del entusiasmo, la energía y la esperanza que movieron, por ejemplo, las recientes elecciones en Chile. Gabriel Boric, un joven líder que representa a las fuerzas emergentes del país, encarna los anhelos de un Chile más inclusivo y conectado con los desafíos de la crisis climática. Ya en Brasil, el objetivo principal es menos poner un nuevo proyecto en el poder y más derrotar el proyecto que ahora está devorando el país desde dentro. Para una parte de la sociedad brasileña, votar a Lula no es tanto una apuesta por un Brasil creador y creativo sino una reducción (significativa) de daños para un pueblo desesperado.