La destrucción de la naturaleza y los alimentos ultraprocesados forman parte del mismo proyecto de poder. Cuando Bolsonaro hace vídeos comiendo pan con leche condensada o llevándose paquetes de fideos instantáneos a Japón, no solo intenta transmitir una imagen de hombre del pueblo. Está al servicio de aquellos a quienes realmente sirve. Y no es el pueblo.