¿Podría haber un conflicto mundial para disputarse el sol?

Los juegos de guerra siguen determinados por los combustibles fósiles en un planeta en colapso climático

Sin poder protagonizar las negociaciones en torno a Ucrania, Jair Bolsonaro se ha ofrecido para el respiro cómico. Conocido por no perder ninguna oportunidad de pasar vergüenza, el presidente brasileño pensó que sería una gran idea hacer una visita a su colega Vladímir Putin y el martes aterrizó en Moscú con su troupe. Podría tratarse solo de otra broma a la que se somete Brasil en la diplomacia mundial, pero la escena muestra hasta qué punto el mundo actual está menos dividido por ideologías y más determinado por los intereses de la vieja economía basada en los combustibles fósiles.

Instalaciones del gasoducto Nord Stream 2 en Lubmin (Alemania).MICHAEL SOHN (AP/Reprodução do El País)

Instalaciones del gasoducto Nord Stream 2 en Lubmin (Alemania). MICHAEL SOHN (AP/Reprodução do El País)

Leia no El País (só em espanhol)