Negros, inmigrantes e indígenas comparten la experiencia de que los Gobiernos se preocupan poco por sus vidas o, en el caso de los indígenas, los prefieren muertos. Para garantizar el control de la pandemia, la comunidad mundial tendrá que enfrentarse al déficit de democracia y al racismo incrustado en las políticas públicas. O ver la proliferación de cepas más contagiosas.