Se mire como se mire, la guerra de Ucrania la impulsan hombres blancos y sus valores patriarcales, al frente de un mundo configurado por la economía del carbono. Los combustibles fósiles no solo determinan el modelo económico implantado desde el siglo XVIII, sino también la conformación cultural y subjetiva, el edificio de valores construido en torno a símbolos masculinos de potencia e impuesto por la minoría global que ha llevado al planeta al colapso climático. Este es el marco de esta guerra, que puede exterminar el futuro de la especie humana. No solo por el riesgo nuclear, sino por encoger todavía más el margen climático.