Bolsonaro: la guerra de Ucrania es una “oportunidad” para avanzar sobre la Amazonia

Los efectos negativos del conflicto forjado por Putin en la crisis climática ya se notan y sus colegas en el planeta se mueven para lucrarse con la sangre

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en la Base Aérea de Brasilia (Brasil), el pasado 10 de marzo. ADRIANO MACHADO/REUTERS (Reprodução do El País)

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, en la Base Aérea de Brasilia (Brasil), el pasado 10 de marzo. ADRIANO MACHADO/REUTERS (Reprodução do El País)

“Con la crisis entre Ucrania y Rusia nos ha surgido una buena oportunidad”, anunció Jair Bolsonaro. La “buena oportunidad” es la justificación de que hay que extraer potasio para garantizar que Brasil tenga fertilizantes, ya que la guerra ha paralizado la importación de Rusia. El truco es que, para ello, Bolsonaro afirma que es urgente autorizar la minería en tierras indígenas. Es mentira, ya que solo una décima parte de las reservas de potasio conocidas está en territorios de los pueblos originarios, pero la verdad es irrelevante para neofascistas como él. Como el Congreso está dominado por diputados de alquiler, el proyecto de ley, conocido como PL 191, se está tramitando de urgencia, y se espera que se vote en abril. Si se aprueba, la selva amazónica se situará al borde del punto sin retorno.

Sin garantías de conseguir la reelección, ya que en todos los sondeos pierde frente al expresidente Lula da Silva, Bolsonaro se encuentra en un año de o todo o todo. Desde el primer minuto de su Gobierno, su principal proyecto ha sido permitir la explotación depredadora (madera, ganado, soja y minerales) de las zonas aún protegidas de la selva, para garantizar la privatización del patrimonio público.

En el último año, Bolsonaro siente que las agujas del reloj se aceleran. Dar luz verde a la explotación minera en tierras indígenas es su mayor aspiración aún no realizada y también una de sus bazas para aumentar las posibilidades de reelegirse. Si consigue aprobarlo, el golpe será de tal magnitud que la Coalición Brasil Clima, Selvas y Agricultura, que agrupa 324 bancos y grandes empresas, varias de ellas con pasado y presente turbios en el área medioambiental y de los derechos humanos, ya se ha pronunciado con dureza contra el proyecto.

Encabezados por el músico y activista Caetano Veloso, artistas y líderes de los pueblos indígenas celebraron un Acto por la Tierra, en Brasilia, con miles de personas, y se manifestaron en el Congreso contra un conjunto de leyes en trámite llamado “Paquete de la destrucción”. “Pedimos no morir”, dijo la poetisa Elisa Lucinda.

Sin embargo, Bolsonaro y sus diputados de alquiler solo responden a intereses inmediatos. Su instinto es depredador. Les interesa ganar hoy, aunque se coman su propio futuro. La guerra que Vladímir Putin ha emprendido contra Ucrania tendrá un enorme impacto negativo en la crisis climática. Y ya ha comenzado. No únicamente por la subida del precio del petróleo, que solo incentiva el aumento de la producción, sino también porque desvía la atención de las guerras no declaradas que se libran contra soportes vitales como la selva amazónica. Si tuvieran conciencia climática, todos los pueblos del planeta deberían estar gritando contra el PL 191. Pero ¿cómo hacerlo mientras Ucrania y su pueblo están siendo destrozados? Tendremos que aprender, porque, como dice el pensador indígena Ailton Krenak, el futuro es ahora y puede que no haya mañana.

Traducción de Meritxell Almarza.

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Lula da Silva tiene que ser más que una reducción de daños

Favorito en unas elecciones cuyo principal objetivo es sacar a Jair Bolsonaro del poder, el expresidente necesita convencer de que es capaz de reconstruir un Brasil en ruinas
Si no se produce ningún giro inesperado, Luiz Inácio Lula da Silva será el próximo presidente de Brasil. Sin embargo, el paisaje de las elecciones brasileñas de octubre carece del entusiasmo, la energía y la esperanza que movieron, por ejemplo, las recientes elecciones en Chile. Gabriel Boric, un joven líder que representa a las fuerzas emergentes del país, encarna los anhelos de un Chile más inclusivo y conectado con los desafíos de la crisis climática. Ya en Brasil, el objetivo principal es menos poner un nuevo proyecto en el poder y más derrotar el proyecto que ahora está devorando el país desde dentro. Para una parte de la sociedad brasileña, votar a Lula no es tanto una apuesta por un Brasil creador y creativo sino una reducción (significativa) de daños para un pueblo desesperado.

Lula Da Silva, expresidente de Brasil, en el hotel Wellington (Madrid), durante una entrevista para EL PAÍS. LUIS SEVILLANO (Reprodução do El País)

Lula Da Silva, expresidente de Brasil, en el hotel Wellington (Madrid), durante una entrevista para EL PAÍS.
LUIS SEVILLANO (Reprodução do El País)

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El año D para la Amazonia

En 2022, el último del Gobierno de Bolsonaro, el tamaño de la destrucción de la selva dependerá en gran medida de los europeos y de Europa

Una imagen aérea muestra un árbol solitario en una zona deforestada cerca de Porto Velho, Rondonia, en agosto del año pasado. UESLEI MARCELINO (REUTERS/ Reprodução do El País)

Una imagen aérea muestra un árbol solitario en una zona deforestada cerca de Porto Velho, Rondonia, en agosto del año pasado.
UESLEI MARCELINO (REUTERS/ Reprodução do El País)

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